De vuelo" por el aeropuerto de Popayán.
Escrito por David Ríos Yacup
El Liberal
Domingo, 31 de enero de 2010
El aeropuerto ‘Guillermo León Valencia’, es un lugar donde muchas personas emprenden un nuevo horizonte en su vida, parten a estudiar en otra ciudad, salen a trabajar en otro destino o sencillamente se dirigen a visitar a familiares en tierras lejanas.
Este patrimonio payanés, es el escenario donde se expresan sentimientos, vierten lagrimas y se cruzan abrazos para una despedida o recibimiento en un solemne acto que se repite diariamente y en horarios específicos del día.
Otras personas acuden a menudo al campo aéreo, solo para disfrutar de la llegada del avión, apreciar el movimiento de las hélices, escuchar el fuerte rugir de los motores cuando esta apunto de aterrizar o despegar, seguir con la mirada el rumbo en el cielo y en ocasiones, sumarse a la lluvia de aplausos que manifiestan ese cotidiano asombro de los asistentes.
Fotos David Ríos Yacup / EL LIBERAL
El terminal aéreo ha sido acondicionando para prestar un servicio acorde a la ciudad, radicándose en él importantes agencias de viaje y un equipo logístico acompañado de la calidad humana en las áreas administrativas.
El aeropuerto hoy
El terminal aéreo ha sido acondicionando para prestar un servicio acorde a la ciudad, radicándose en él importantes agencias de viaje y un equipo logístico acompañado de la calidad humana en las áreas administrativas donde se resalta la gestión de Edgar Artunduaga, un hombre trabajador, entregado a su familia y agradecido con la vida, por servir a la comunidad y a la Aeronáutica Civil.
Según Artunduaga, la dedicación y honestidad, ha sido sus principales características y por tal razón, ha desempeñando una buena labor a lo largo de veinte años. “El ingreso al aeropuerto, fue por un amigo, Mauricio Ramírez, él me ubicó en la compañía llamada Aéreo Pesca, el cargo era como despachador. Desde ese momento, con sacrificio y lealtad al trabajo, demostraba mis cualidades y eso significo ingresar a la Aeronáutica Civil”, recuerda con orgullo sus comienzos.
Las ganas de capacitarse y de buscar nuevos caminos en la vida, lo inclinaron hacia la electrónica y la electricidad, en donde logro ser parte del área de soporte técnico, un cargo de ayuda a la navegación que como todo trabajo tiene obstáculos y dificultades. “Un hecho para no olvidar fue hace unos ocho años, tome parte para auxiliar un grupo de pasajeros (remisos), que venían de un vuelo procedente de Medellín. Los remisos iban hacer trasladados a la cárcel San Isidro; Al parecer el avión traía fallas técnicas y provocó un accidente, afortunadamente no paso a mayores”, comenta Artunduaga sobre aquel único accidente que se ha presentado en el terminal aéreo payanés.
Las arduas jornadas de trabajo, para Edgar se cumplían hasta que “caía” el sol. En términos militares a las 18 horas, por que la pista no contaba con la iluminación suficiente. “En los años anteriores, los vuelos se suspendían hasta el otro día, pero con las nuevas iniciativas y proyectos llegó la iluminación de la pista para vuelos nocturnos por lo que el aeropuerto esta a la vanguardia a nivel nacional” expresa él pujante hombre.
Edgar Artunduaga, quien actualmente es jefe de soporte técnico, desea lo mejor para la empresa que le abrió las puertas y le hizo crecer tanto espiritual como laboralmente. De igual forma, quiere dejar un legado a su familia y los compañeros de trabajo: “ hermandad y amor a las personas”.
Una historia de vuelo
Remontándonos a la historia del tradicional aéreo puerto, en los principios del siglo veinte, en la imaginación de los ‘patojos’, no pasaba por la cabeza un avión, y menos verlo aterrizar.
Por circunstancia del destino en 1923, arribó el primer avión, en el potrero ‘llano largo’, tripulado por el piloto italiano Bichardi, que hizo escalas desde Bogotá y termino la faena hacia 11:00 de la mañana. En los años siguientes, solo llegaron aviones del gobierno nacional. Posteriormente se presentaron otros esporádicos aterrizajes en inmediaciones de El Tablazo. En ese entonces solo viajaba a Popayán la compañía colombo alemana Scadta.
Muchas personas acuden a menudo al aeropuerto ‘Guillermo león Valencia’ solo para disfrutar de la llegada del avión, apreciar el movimiento de las hélices o escuchar el fuerte rugir de los motores cuando esta apunto de aterrizar o despegar.
Muchos años de historia
Han trascurrido ochenta y seis años de aquel inolvidable recuerdo cuando el primer avión aterrizó en la capital caucana, tiempo desde el cual el hoy aeropuerto ‘Guillermo León Valencia’ se ha caracterizado por sus múltiples reformas empezando por el nombre. En un principio fue llamado Machángara, (palabra quechua que significa arroyo) y al llegar a la Presidencia de la República, Guillermo León Valencia, impulso la construcción del nuevo terminal aéreo con el relleno de la pista y el remodelado de sus instalaciones locativas; las obras se cumplieron durante gran parte del año 1964.
El edificio lo construyó el Ingeniero Oscar Barona Hoyos, contrato realizado por la Empresa Colombiana de Aviación. Una vez inaugurado, se otorgó el nombre del ilustre mandatario y que con el paso de los años sigue vigente.
Datos técnicos del aeropuerto:
Nombre: Guillermo León Valencia.
Propietario: Aeronáutica Civil.
Actual administrador: Essau Perafán.
Coordenadas Geográficas:
Latitud 2º 28´00” oeste;
Longitud 76º 3700” norte.
Altura sobre el nivel del mar: 1.733 metros.
Resolución de Operación: Nº 455 de mayo de 1969.
Vigencia: Indefinida.
Longitud de Pista: 1.906 metros.
Ancho de la Pista: 30 metros.
Capacidad de Tonelaje Pista: (peso bruto máximo de operación: 45,3 toneladas.
Aeropuerto: clase C.
Tipo de aviones que operan: Cassa, Avava, Beechcraft, Cessna, Aerocomander, DC-3, DC-9, Fokker-27, Fokker-50, Grumman, Hércules, Piper, Twin, Otter, helicópteros, Pornier.
editorweb@elliberal.com.co
Tomado de:
www.skyscrapercity.com
Forista: diego76