Como la mayoría de las construcciones que se erigen en el Centro Amurallado de Cartagena, la Casa San Agustín vuelve a ser radiante, a pulsar por su historia, que aunque poco conocida, debe estar impresa en cada uno de sus muros.
Han pasado cerca de 400 años desde cuando se levantó, al menos eso se logra establecer por el tipo de construcción que se encontró y que conservaba vestigios de lo original. Una leyenda precisa no la enmarca, pero su ubicación privilegiada da cuenta de que algo importante pudo albergar.
De esta manera lo expresa Vladimir Caballero Escorcia, el arquitecto restaurador que estuvo a cargo de la obra desde cuando se concibió, y pudo estar al frente de la negociación de las tres viviendas que se unieron para hacer el rescate de esta construcción que hoy engalana uno de los sectores más transitados del Centro.
Frente a la Universidad de Cartagena funcionaron muchos pequeños negocios y las casas cobijaron los mismos con sus penas y glorias. Inicialmente se planteó un proyecto diferente al que hoy se muestra, pero siempre se imaginó con un alto nivel, sin afectar el entorno.
Más de dos años tardó en ejecutarse la obra, que respetó la construcción inicial, guiada por un equipo conformado por el historiador Ernesto Moure, el arquitecto Miguel Soto, encargado del diseño interior y quien concibió los espacios, y Vladimir Caballero, restaurador y constructor.
En medio de la restauración se hallaron vestigios arqueológicos del siglo XVII, pero se supone que el desarrollo arquitectónico del inmueble se logró un siglo después.
Las leyendas que surgen sobre la construcción no son comprobadas, mas se resumen como todas las que se tejieron en cada casa o calle de la vieja Cartagena.
Entre las teorías más certeras se rescata la del primario sistema de acueducto que pudo funcionar allí para abastecer a la naciente ciudad, que se reafirma a través de los aljibes encontrados y un muro inclinado que podía recoger en su momento las aguas lluvias.
Vladimir Caballero afirma que los muros lineales fueron conservados y el nuevo diseño se adaptó a lo encontrado, por lo que no se tuvo problemas con Patrimonio.
La fachada de Casa San Agustín guarda las especificaciones de la época y el interior, es un verdadero paraíso que utiliza los conceptos antiguos, con un toque sutil de elegancia contemporánea. De otra parte, cada uno de los elementos y detalles, fueron elaborados durante la construcción en el mismo lugar.
Catorce apartamentos conforman Casa San Agustín, una copropiedad exclusiva con todas las comodidades que exige la vida moderna en 5.500 metros cuadrados.
EL “ÁNGEL GUARDIÁN”
Desde el mes de agosto de 2008, cuando Casa San Agustín se encontraba prácticamente culminada, un personaje muy especial llegó para hacer de la misma el sitio donde toda persona desea vivir.
Se trata de Juan Caballero, un cubano-americano pleno de amabilidad, cuyo trabajo es promover la venta de la remodelada casona. Es común verlo desplazarse por cada uno de los pasillos, acompañando a los visitantes y enseñando los mágicos rincones de la “joya arquitectónica”, como suele llamarla.
Él precisamente indica que la restauración de Casa San Agustín obedece a una historia romántica, que prefiere guardar y que sugiere a los visitantes descubrir por sí solos en algún jardín.
Vive fascinado con el encanto natural de Cartagena, tal vez la siente cercana a sus afectos por el parecido con su natal Habana, pero advierte que ante todo, la simpatía de los colombianos lo cautivó desde su llegada y agradece los gestos de bienvenida y las puertas que le han abierto.
Juan Caballero afirma que lo que más le ha impactado de las construcciones del Centro son los jardines internos, que distan mucho de la simpleza que refleja en sus fachadas.
Así es precisamente Casa San Agustín, la copropiedad que se perfila con un estilo cinco estrellas y que cuenta con catorce confortables apartamentos listos para habitar.
Caballero indica que aún requiere de otros detalles, como el elevador que está en proceso de montaje y algunos pequeños cambios en las unidades ya existentes, también la disposición de un Club House con biblioteca, sala de juegos, bar y la conserjería.
“Cada apartamento es diferente, marcando un estilo propio”, dice Juan Caballero, al tiempo que comenta que a cada una de las unidades la nombró con un título muy especial, tal es el caso de “Las esquinas”, con un balcón que enmarca la casa en torno a la plaza de los Estudiantes, pero con un sistema que aísla los ruidos.
También hay opciones para quienes gustan de la privacidad y la tranquilidad, como la llamada “El viento”, ubicada en la parte superior con dos terrazas donde se puede disfrutar del viento que viene del mar.
“Las terrazas” es muy particular, porque tiene la posibilidad de hacer un tercer mirador que hace visible los jardines más bellos de la ciudad.
Por su parte, “Noche en Cartagena”, tiene una bella distribución en menos espacio. Con piscina y jardín privado, es muy romántica.
A la denominada “Puente al sol”, la describe como mágica, pues su jacuzzi y terraza privada, la acercan a las alturas de una manera elegante.
Siguiendo con los patrones de belleza y calidad que rodean este tipo de negociaciones, donde hacen de las ventas de inmuebles un show, Juan Caballero organizó una muestra de arte permanente con catorce artistas de la región, es el caso de Rafael Espitia, quien expone sus obras de gran magnitud en una de las casas.
“Es muy agradable encontrar un recinto ‘vestido’ de arte”, agrega, mientras que advierte que tiene proyectados otros eventos que tomen como marco esta bella construcción.
Complacido con el interés que ha suscitado la construcción, Juan Caballero afirma, “en Casa San Agustín se pueden reunir los mejores aportes de cada época, para así poder respirar en el presente la magia de un tejido histórico que se percibe en sus zaguanes, patios, entresuelos, balcones, arcadas y escaleras”.