Martes 23 Junio 2009
La Catalinas Norte que deseamos
Con sorpresa he leído la nota de la SCA publicada en el anterior número de ARQ. En ella se comenta el proyecto de ley sobre el área de Catalinas Norte. Digo con sorpresa porque, perteneciendo a esa institución como socio y miembro de la comisión directiva, la nota no refleja mi posición y muestra muchos desconocimientos normativos y técnicos que el arquitecto Marcelo Corti resume muy bien en una nota anterior (ARQ el 26 de mayo 2009).
Pero antes de tocar el tema de fondo es necesario hacer algunos comentarios acerca del origen del área de Catalinas: Buenos Aires es una ciudad donde conviven muchas culturas y eso le confiere una mixtura arquitectónica y urbana de fuerte personalidad. Eso habla de una marca genética, impuesta desde nuestro origen colonial, que define fisonomía y lógica morfológica mediante el parcelamiento. Así, cada norma urbana que se ha puesto sobre esta división del suelo entró en colisión con su particularidad.
Cada decisión territorial conlleva una ideología, una manera de ver las cosas y una manera de imaginar el futuro. Así sucedió con cada regulación urbanística que tuvimos. Mientras esta ciudad iniciaba su camino moderno, alguna vanguardia imaginó un nuevo futuro para Buenos Aires. Así, Le Corbusier llegó con ganas de que su proyecto sea ese futuro anhelado. Esas premisas arribaron al tablero del Plan Director y estuvieron presentes con el proyecto inicial para Catalinas. Un proyecto con mirada morfológica pero ataviado de la normativa genérica que tiene nuestro código, desligada de los criterios paisajístico que Buenos Aires tenía en sus inicios.
Sigo quedándome con el diseño de Clorindo Testa para la zona, que era un proyecto concreto, no una norma. Pero que fue degradado por presiones de los inversores en 1966, descartando la obligatoriedad de ejecutar un basamento de usos mixtos que hubiese conectado las dos veredas de Leandro N. Alem. Es interesante analizar la normativa actual para sector donde se definen alturas mínimas y una artillería de regulaciones inspiradas en criterios eficientistas y de salubridad, con fuerte promoción de la tipología torre por sobre la de completamiento de tejido. Este código genérico de indicadores, tangentes que determinan alturas y retiros mínimos permite hacer en la parcela cabecera L14,
donde hoy esta el hotel Sheraton, una carpa con factibilidad constructiva hasta los 454 m de altura libre.
Con un poco de audacia podemos llegar imaginar un edificio de más del doble de alto que los existentes. Esta es la norma vigente hoy en Catalinas.
Morfológico es el nombre insignia del futuro nuevo código que estamos estudiando, que definirá situaciones más paisajísticas, más atadas a las verdaderas necesidades que la ciudad pide desde muchos barrios, ya sea para revivirlos o mejorarlos.
Hoy se convoca a "Concurso Nacional e Internacional de Ideas para El Sector Urbano del Entorno de Dársena Norte" y se menciona su entorno, en donde se encuentra la "inconclusa" Catalinas Norte. Concurso promovido por el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires y organizado por la SCA para alcanzar soluciones para el suelo del área, para la urbanidad que debería tener y que pase establecer un puente entre la ciudad y el Río.
Sostener un modelo deformado de la modernidad de los '60 es matar la ciudad, es congelarla, es no poder permitirnos una reflexión sobre la enorme complejidad que acarrea la conducción de una ciudad. Pensar en revitalizar el lugar es conquistar parte del agua que hoy, a cinco cuadras de distancia, la cuadricula tradicional no alcanza. No podemos dejarnos de preguntar como arreglar lo que esta mal.
La propuesta de completar las tres parcelas que son hoy un área privativa de la ciudad con el fin de que sea motor de una nueva mirada, con acciones concretas de transformación a nivel del suelo, urbanísticamente es correcto, mas haya del fin económico que tenga... y que claramente lo tuvo en su origen.
No es cierto que la propuesta del proyecto de ley para la zona genere mas congestión que la existente, en todo caso esta se solucionará con los tantos proyectos que están en danza (Autopista Ribereña, paso bajo 9 de julio, etc.). Creo en las soluciones inteligentes y razonables, ya que la propuesta es empezar a pensar la ciudad a partir del resultado que queremos alcanzar y no recibir la sorpresa (a veces atractivas y la mayoría no tanto) de los edificios que se proponen.
Creo que muchos hablamos de lo mismo pero con diferentes miradas. La carta del arquitecto Daniel Silverfaden, publicada en ARQ intenta precisar puntos de coincidencia que pueden ser muchos. El debate debe ser propositivo y no solamente crítico. Volviendo a la ciudad que deseamos, sería ideológicamente extraño congelar algo pobremente logrado como el proyecto original de Clorindo Testa para Catalinas Norte, pero sí debemos darnos la discusión de que preservar no es congelar. «
*Director general de Interpretación Urbanística del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, asesor por el GCBA del Concurso Nacional e Internacional de Ideas Para El Sector Urbano del Entorno de Dársena Norte y Profesor Titular de Arquitectura en la UBA.
http://www.clarin.com/suplementos/ar...a-01944248.htm