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Posted Aug 19, 2006, 3:09 AM
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Hermano
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Trump A Construir Rascacielo Y/o Complejo En Colombia
TRUMP A CONSTRUIR RASCACIELO Y/O COMPLEJO EN COLOMBIA --------------------------------------------------------------------------------
Sacado de la revista Cromos:
http://<b>www.cromos.com.co/html/i_p.../index.php</b>
Donald Trump, el multimillonario excéntrico que hizo célebre la frase "estás despedido" en su exitoso reality El Aprendiz, que amasó una fortuna de 2.500 millones de dólares con sus negocios inmobiliarios, que se hizo famoso por sus ostentosos hoteles, lujosos casinos y campos de golf, que siempre anda del brazo de hermosas mujeres y que alterna su aparición en obras benéficas con una egocéntrica campaña de publicidad, tiene a Colombia en su mira.
Su nombre, asociado a la fama, la fortuna y las mujeres bellas, es una de las marcas más reconocidas del mundo y pronto estará en una megaconstrucción que se elevará cerca de Cartagena y que incluye varios hoteles, torres de residencias, tiendas de famosas firmas, selectos restaurantes, casino y tres campos de golf, entre muchas otras comodidades para clientes VIP de todo el mundo. Es el proyecto comercial y hotelero más ambicioso en América Latina.
Trump puso sus ojos en Colombia a finales del año pasado. La historia comenzó en Panamá, donde dos firmas bogotanas -Espacios Urbanos y Arias Serna Saravia-, se asociaron con este magnate y K Group (inversionista panameño) para diseñar, construir, gerenciar y vender el Trump Ocean Club Internacional Hotel & Tower, un complejo que combina apartamentos para vivienda con hotel, oficinas, locales comerciales, dependencias para cuidado físico y la creación de la primera zona de marina en Punta Pacífica, el sector más exclusivo de Ciudad de Panamá.
Durante esas negociaciones Carlos Alberto Serna, uno de los dueños de Espacios Urbanos, invitó a Ivanka, hija de Trump, a invertir en Colombia y le habló de Cartagena. Ella se negó argumentando que aunque las condiciones del país habían mejorado y había "un excelente presidente", aún no estaba listo para una inversión de ese tipo. Sin embargo, se comprometió a entregarle el mensaje a su padre.
A los pocos días, Serna se sorprendió con una llamada de Trump. "Mire, Carlos Alberto -le dijo-, quiero pedirle excusas por el comentario de mi hija que revela su falta de conocimiento. Yo sí estoy interesado en Colombia, creo en Colombia y me interesa vincular mi nombre y mis empresas a un proyecto en Cartagena. Adelante".
Con esta respuesta, Espacios Urbanos se dedicó a ubicar otros inversionistas en diferentes países interesados en el plan. Ya consiguieron los terrenos y en menos de tres años se iniciará la preventa, es decir, Cartagena será ofrecida como destino turístico a miles de adinerados hombres de negocios en todo el mundo.
LA HISTORIA
Un día cualquiera, hace año y medio, dos enviados de Roger Khafif, un multimillonario árabe-judío, dueño de K Group con grandes inversiones en Panamá, buscaron a Carlos Alberto Serna para que desarrollara un superproyecto en ese país. "Al principio, no me llamó la atención porque por esa época creía que Panamá era una ciudad pequeña, sin grandes oportunidades de desarrollo, pero me convencieron de subirme al avión y lo que vi me dejó atónito", cuenta entre risas al reconocer que no tenía idea de lo que estaba pasando en el vecino país.
De vuelta a Colombia, Serna se metió de cabeza en el desarrollo del proyecto con un claro mandato de Khafif: "Que el edificio se convierta en un hito arquitectónico de la ciudad". Difícil pedido. En ese momento, más de 100 proyectos de gran envergadura estaban en marcha en Panamá. Lujosas torres de hasta 100 pisos con al menos 900
unidades de vivienda, centros comerciales y de negocios, restaurantes y todas las comodidades para los jubilados exitosos del primer mundo.
Panamá se estaba convirtiendo en el destino preferido de hombres y mujeres que buscan un segundo hogar en el Caribe, con buen clima todo el año, paisajes exóticos, lejos de los huracanes, con una economía estable y segura, una banca desarrollada, facilidades de ingreso y bajos impuestos.
Para este bogotano, con 25 años de trabajo en Espacios Urbanos, el reto resultó alucinante. No en vano su empresa cuenta en su
dossier con más de 130 proyectos en el país, incluidos los más selectos centros comerciales, conjuntos residenciales y la remodelación del hotel Santa Clara, en Cartagena. Y ahora tenía que estar a la altura con el socio mayoritario, K Group, representante de marcas como Disney, Nickelodeon, Mattel, Bratz, entre otras, y grandes proyectos en construcción en la isla Contadora y la zona turística de Panamá.
Carlos Alberto buscó a un antiguo socio de grandes empresas, la firma de arquitectos Arias Serna Saravia. Junto con Khafif empezaron a desarrollar el proyecto. Por el camino vieron que para cumplir con las especificaciones que se habían propuesto había que invertir una suma extraordinaria de dinero y decidieron buscar una firma mundialmente reconocida que validara semejante proyecto en un mercado relativamente nuevo como el que se estaba abriendo en Panamá. Llegaron a la conclusión que el nombre era el de Donald Trump.
NEGOCIAR CON TRUMP
La forma como llegaron al excéntrico magnate es secreto profesional, dice Rodrigo Serna, hermano de Carlos Alberto y gerente de Espacios Urbanos. Lo único que revelaron es que una persona en Panamá, que se hizo amigo de Trump durante la realización de Miss Universo, en 2002, les hizo el contacto.
"Si ustedes cumplen con estas especificaciones, yo entro como socio", les contestó Trump durante la primera entrevista personal a mediados de noviembre del año pasado, al presentarles cuáles eran los estándares de calidad que solicitaba para el proyecto. "No fue difícil convencerlo por las condiciones de Panamá y porque le gustó el diseño arquitectónico. Además, justo en ese momento Trump estaba interesado en invertir en América Latina", dice Carlos Serna.
En esos momentos el multimillonario repartía su tiempo entre los estudios de la NBC, donde rodaba los capítulos de la cuarta temporada de su exitoso reality El Aprendiz, y sus oficinas en la Torre Trump, en la exclusiva Quinta Avenida de Nueva York. Esa primera entrevista duró 25 minutos.
"Fue una reunión más bien social. Nos habló de Panamá, de su experiencia en Miss Universo y de cómo le quitó la corona a la rusa Oxana Fedorova para entregársela a la panameña Justin Pasek. Nos comentó que estaba interesado en hacer negocios en algunos países de América Latina (no mencionó a Colombia)".
Lo más interesante para los colombianos -allí estaba Eduardo Saravia, el otro socio de Arias Serna Saravia- fue que Trump les dijo que sería su hija Ivanka quien se encargaría del negocio, con el apoyo de Donald Jr., el primogénito. Y en esa misma reunión los presentó.
Desde ese mismo momento, Ivanka Trump, 25 años, rubia, esbelta, modelo de Versace, Marc Bouwer, Thierry Mugler y Tommy Hilfiger, se convirtió en la contraparte de Eduardo y Carlos, los dos colombianos que habían llegado hasta Donald Trump, el hombre que después de estar en bancarrota a comienzos de los noventa logró resurgir hasta convertirse en un monstruo de los negocios inmobiliarios.
Si en algún momento pensaron que se enfrentarían a una negociación fácil, se desilusionaron muy rápido. Además de heredar la belleza de su madre, la famosa modelo sueca Ivana Zelniceck, Ivanka resultó tan buena para los negocios como su padre. Se subió a las pasarelas desde los 16 años, pero nunca descuidó sus estudios.
Hace dos años, se graduó Summa cum laude en Economía, en la Escuela Wharton de la Universidad de Pensilvania, la misma en la que estudió su padre, y hoy es la vicepresidenta de Desarrollo de Bienes Raíces de la Organización Trump.
Para los colombianos resultó una negociación difícil. Así la recuerda Carlos Alberto: "Ivanka tiene una memoria portentosa. Puede citar, sin equivocarse, las cifras acordadas en una reunión anterior sin haber tomado notas y sin revisar los extensos contratos. Además, se encargó personalmente del estudio de mercado. Ella misma fue a Panamá, visitó los puntos de venta, hizo los reportes y resolvió los problemas con eficiencia. Nunca decía no, para ella todo se puede y a la hora de negociar, no perdona nada".
Ivanka hizo la tarea. Desde muy joven su madre la acostumbró a pagar sus gastos y ella misma se propuso sacar las mejores notas. "Suelo estudiar con música de Mozart de fondo", decía con desparpajo a los periodistas que la asediaban por la publicitada vida de sus padres que terminó en un escandaloso y millonario divorcio, después de la comprobada infidelidad de Trump con quien se convertiría en su segunda esposa, la ex reina Marla Maples.
"No es fácil llevar el apellido Trump", les dijo Ivanka a los colombianos tratando de explicar que debía trabajar más para demostrar que no tenía nada ganado. Aun así, se mostró sencilla y afable, como su padre. Varias veces compartió cenas y almuerzos con sus nuevos socios latinoamericanos. Era su primer negocio y tenía que hacerlo bien.
Y sin duda lo hizo. En los momentos más difíciles de la negociación, se aparecía Trump padre, tal vez porque sus hijos lo habían hecho llamar, y alentaba a su equipo. Saludaba de mano y por su nombre a todos los presentes, hacía bromas y se preocupaba por la comodidad de todos. "Se notaba sincero. Un día que se alargó la reunión, entró y al darse cuenta que no habíamos almorzado ordenó traer sushi y sánduches variados, una comida exquisita".
Al cabo de cinco meses se concluyó el negocio. Se firmaron los contratos. Trump aportó un capital importante, entregó la exclusividad para usar la franquicia de su nombre en Panamá, y se quedó con la administración del hotel y el casino. A su vez, las firmas colombianas se quedaron con la conceptualización inmobiliaria, el diseño, la construcción, la gerencia del proyecto y las ventas.
La presentación del proyecto, que requiere una inversión de 220 millones de dólares, la hizo el propio Trump con sus socios el 25 de abril en una rueda de prensa en Nueva York, a la que llegaron cerca de cien periodistas. Se trata de un complejo de 62 pisos construidos en 227.000 metros cuadrados con amplias posibilidades de esparcimiento y diversión para los jubilados del primer mundo.
Algo similar al gran complejo que llevará el nombre de Trump en las playas de Cartagena, aunque los detalles del megaproyecto quedan en reserva hasta que el magnate y sus socios colombianos firmen los contratos… "Go a head"
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