View Single Post
  #4  
Old Posted Feb 18, 2009, 6:40 PM
SottoVoce's Avatar
SottoVoce SottoVoce is offline
Milanesas para todos
 
Join Date: Aug 2008
Location: Las Cañitas
Posts: 1,955
Los arroyos hechos por el hombre


Desde los tiempos de la fundación, la ciudad se proveía de agua en la ribera. Como no había puerto, resultaba fácil llegar hasta allí para bañarse o recogerla. Era común ver a la gente tomando baños ahí nomás donde ahora están las avenidas Paseo Colón y Leandro N. Alem.
Sobre las toscas realizaban sus tareas las lavanderas, y luego, el agua turbia del Plata era recogida por los aguateros, quienes la repartían en carros. El único modo de depuración conocido consistía en asentar las basuras que el líquido traía en suspensión. Era depositado en tinajas de barro, y allí se le echaba una pizca de alumbre para hacerla más potable.


En el mismo lugar donde trabajaban las lavanderas,
los aguateros recogían el agua para beber.
Pura agua turbia, con lodo y suciedad,
vendida por cinco centavos, o dos canecas.


En el siglo XVII se inició aquí en Buenos Aires la excavación de pozos de balde, que llegaban hasta la primera napa con una profundidad de 6 a 10 metros, o incluso un poco más, según la zona en que estuviere. Esos pozos, de un metro de diámetro, tenían en su boca un brocal, o sea una pared pequeña rodeando el agujero, construido con ladrillos y más tarde, en el siglo XIX, de mármol tallado. El agua de las napas era bastante salada, por lo que seguía siendo necesario comprarle al aguatero para beber.

Los jesuitas, en el siglo XVII, comenzaron a construir aljibes, que son cámaras o cisternas subterráneas con un brocal superior, adonde llegaba el agua de lluvia desde las terrazas o patios mediante cañerías de hojalata o cerámica, y desde 1860 también por caños de hierro o plomo. Estos aljibes estaban totalmente aislados de la tierra con paredes, piso y la parte superior abovedada; algunos tenían escaleras para bajar y limpiarlos; otros tenían un pozo de decantación más pequeño en el medio del piso. Hay evidencias de cámaras subterráneas de 10 metros de alto, con formas rectangulares y circulares. El agua de los aljibes se utilizaba para beber y cocinar.

Hacia fines de 1700 se implementaron un conjunto de medidas procurando sobre todo el trazado e higiene de calles, y se realizaron los primeros ensayos de iluminación, pavimentación, calzadas y desagües. Luego en el siglo XIX el tema de la provisión de agua y los desagües pluviales y cloacales fueron la gran preocupación de la población, que crecía a pasos agigantados.

Promediando el siglo XIX, y al llegar el primer ferrocarril, que necesitaba agua dulce para funcionar, unido a la decisión de terminar con las epidemias que desbastaban a la población, se resolvió por fin entubar el agua y hacer obras en serio.


Construcción de los primeros caños de distribución de agua potable, hacia fines del Siglo XIX.


Las obras fueron iniciadas en febrero de 1868 y habilitadas para el servicio público el 4 de abril de 1869. El sistema de provisión de agua se iniciaba en la toma del Bajo de la Recoleta, frente a la quinta de Samuel Hale. Dos caños de hierro fundido se internaban 600 metros en el río transportando el agua a tres depósitos de decantación. Tres filtros operaban 5400 metros cúbicos por día, volumen que era accionado por dos bombas y absorbida por los pistones de las máquinas de inyección y enviada a la ciudad. El depósito ubicado en la antigua Plaza Lorea, (hoy extremo Este de la Plaza del Congreso) funcionaba como un control de seguridad. Tenía 43 metros de alto y una capacidad de 2700 metros cúbicos y se hallaba sostenido por 7 pilares, el del medio rodeado por una escalera de caracol.
La cañería abarcaba 177 cuadras, habiéndose propuesto ampliarla a 353. En su recorrido se instalaron surtidores públicos. A pesar de estos avances todavía la provisión de agua corriente restaba mucho de ser la deseada.


Primeras construcciones de la planta de purificación del Establecimiento Recoleta.


Luego el Ing. Bateman diseñó el sistema del llamado Radio Antiguo, con una previsión que alcanzaba hasta 400.000 habitantes. Sin embargo, la cantidad de personas que habitaban Buenos Aires en ese entonces, fue de 1.700.000, superando ampliamente lo previsto por el ingeniero inglés.

Así fue como se hizo necesario ampliar la red de depósitos gigantes que se alzaban en los puntos más altos de la ciudad, empezando por el depósito de Palermo, siguiendo por Villa Devoto y Caballito. Entonces, se amplió la Planta San Martín, que para 1927 tenía suficiente agua potable como para 6.000.000 de personas, desactivándose la planta Recoleta.



Diez años más tarde se aprobó un nuevo sistema de “ríos subterráneos” que, en lugar de las cañerías de impulsión tradicionales, vincularían los grandes tanques de la ciudad con la planta depuradora General San Martín para el suministro domiciliario. El nuevo método, puesto en marcha recién en 1941, modificaba la alimentación de los depósitos de entonces, reemplazando los conductos de impulsión por otros de gravitación, con diámetros inusuales. Las cañerías corren a 20 metros de profundidad, y con un diámetro que va desde 1,50 a 5,20 metros.

Así, el primer río subterráneo instalado en Buenos Aires tuvo un recorrido de ocho kilómetros y fue inaugurado por el Presidente Juan D. Perón el 4 de noviembre de 1954 en la Estación de Bombas Elevadoras Caballito; el año siguiente fue el turno para la estación elevadora de Villa Devoto y, para asegurar el funcionamiento de la red, la empresa había previsto además de la conexión con el Depósito Córdoba (hoy desactivado), la construcción de otros más en Colegiales, Vélez Sársfield y Constitución que actualmente se llama Ing. Paitoví. Las obras entre Constitución y la estación Lanús se iniciaron el 7 de febrero de 1965 y diariamente estimaban abastecer con 700.000 metros cúbicos de agua a una población cercana a los 800.000 habitantes.



Fuente
__________________
Scuderia Ferrari
Reply With Quote