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Old Posted Mar 24, 2009, 9:17 PM
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ARQUITECTURA | PROYECTO NACIONAL | EDIFICIO CRUZ DE MALTA
Viejo contenedor para nuevos usos

La planta procesadora de yerba Cruz de Malta se reconvirtió en un moderno edificio de oficinas flexibles y adaptables a los cambios de usos. Cómo es la arquitectura interior para el HSBC.


Ariel Hendler.
ahendler@clarin.com

Basta simplemente pasar por la entrada principal, sobre la avenida Martín García, y caminar unos diez metros hacia el mostrador de recepción para sumergirse en una experiencia poco común. La vieja planta de procesamiento de yerba mate Cruz de Malta, que ocupa casi la totalidad de una rara manzana triangular en Barracas, se convirtió en una suerte de gigantesco y modernísimo contenedor de oficinas. Allí conviven yuxtapuestos el pasado, que se conserva en la carcasa y la estructura del edificio, y un presente –proyectado hacia el futuro– visible en la intervención que lo acondiciona para su nuevo uso. Algo que tal vez debería ser más habitual en Buenos Aires."Un contenedor del pasado convertido en escenario para nuevos usos", tal como lo definen los arquitectos Berto Berdichevsky y Rubén Cherny, responsables del reciclaje, como si se tratara de la puesta en escena de las necesidades de la vida contemporánea en el contexto de una operación sobre la historia edilicia de la ciudad. En rigor, el estudio BBRCH ganó la obra por concurso, en 2005, cuando el programa previsto era de viviendas, pero cuando un año más tarde la firma propietaria del inmueble resolvió destinarlo a oficinas, volvió a convocarlos.

Los proyectistas explican que el edificio original se rescató en su totalidad, sin agregar obra nueva, ya que no sólo se conservó al máximo el exterior –entre otros motivos, porque es un inmueble patrimonial catalogado– sino que además se decidió no agregarle más pisos con retiros, aunque la normativa lo hubiese permitido. "La idea fue preservar tanto su volumen como su tectónica", aseguran. Obviamente, las fachadas se pusieron a punto y se conservaron los letreros y símbolos en bajorrelieve que identifican la memoria del lugar, como una potente referencia urbana. Por otra parte, más que preservar, el reciclaje buscó resaltar expresamente los valores espaciales del edificio, originados en su uso original. En concreto, se aprovechó la superficie generosa para responder al nuevo programa "a partir de entender el edificio como una trama indeterminada y adaptable a necesidades cambiantes". Un caso ejemplificador de cómo los cambios en los usos pueden facilitar la inclusión de edificios patrimoniales en la oferta de in-inmuebles para oficinas.

Incluso la presencia de un imponente mural de Benito Quinquela Martín en el hall refuerza la idea de este redescubrimiento de los barrios del sur para que, sin perder su carácter, puedan incorporar actividades propias del Microcentro. De hecho, una de las tres fachadas del edificio está sobre la avenida Patricios, con sus clásicas veredas altas que señalan que allí mismo –en la vereda de enfrente, para ser más exactos– empieza el barrio de La Boca.

Refuncionalización

Tal vez, la intervención principal del proyecto fue la apertura de dos patios interiores con cerramientos vidriados, inexistentes en el viejo edificio, que interrumpen como dos chorros de luz la trama compacta original desde la planta baja hasta la terraza. Quien conozca la obra anterior de Berdichevsky-Cherny, no dejará de asociarlos al importante patio central del edificio Capsa Capex.Debido a la gran distancia que hay desde el borde hasta el centro de la planta, estas dos incisiones fueron estudiadas para brindar la máxima luz natural y ventilación posible. "Además, organizan el espacio y el esquema circulatorio mediante el uso de la proporción y la escala. La idea es que generen una sensación espacial coherente cuando se camina por la planta", cuenta Rubén Cherny. Por otra parte, estos patios contienen todas las circulaciones verticales, lo cual ayuda a optimizar el rendimiento de las plantas y proporcionan visuales atractivas desde los ascensores, también vidriados.

La altura de seis metros entre de piso a cielorraso permitió agregar dos entrepisos en los niveles 1° y 3°, que balconean sobre los dos pisos enteros originales (PB y 2°), montados sobre estructuras metálicas junto a las fachadas. Cubren la mitad de la planta, y para poder soportarlos se rediseñó prácticamente todo el comportamiento estructural del edificio, que en rigor era una combinación de cuatro etapas constructivas realizadas en distintas épocas. Por otra parte, los entrepisos están separados de la envolvente, lo cual, visto desde el interior, permite destacar claramente lo antiguo de lo nuevo, y también brin-da una percepción más limpia de la fachada. El respeto por lo existente abarcó también al aspecto funcional, manteniendo el portal principal, sobre Martín García, con un retiro semicubierto hacia el interior del edificio, y el vehicular, sobre la calle Pi y Margall. Se decidió no ocultar completamente el acceso a las cocheras, enfrentado a la entrada principal, así que desde la planta baja y el 1° entre piso se puede ver el movimiento de entrada y salida de autos del subsuelo. Una solución curiosa que, según explica Cherny, "mejora la síntesis y facilita la legibilidad del edificio y su funcionamiento". En tanto, sobre la avenida Patricios, donde la fachada existente era ciega al nivel peatonal, se abrió un acceso amplio y vidriado de servicio y para emergencias.

Zonas coloreadas

Con dos amplias plantas libres de 4.000 m2 y dos entrepisos de 2.000 m2 a disposición, la arquitectura interior, a cargo del estudio Rosellini, generó un lay out para aproximadamente 1.700 empleados, a razón de 380 a 450 por nivel, eliminando los puestos individuales cerrados, y preservando las zonas centrales para programas de uso común. El destinatario del proyecto es su actual ocupante, el banco HSBC, que utilizó la totalidad del inmueble para albergar su back office, es decir, el sector donde se realizan las tareas de gestión, sin contacto con el público (salvo la atención telefónica, en el área de call center). La organización de las plantas se valió de un recurso orginal: el uso identificador del color de los tabiques y las alfombras. Se zonifico la planta en tres sectores, articulados a través de áreas de servicio de uso común con fotocopiadoras, máquinas expendedoras y equipamiento para encuentro informal, donde se dan cambios cromáticos de transición. "Con esto se logra la rápida ubicación de los usuarios en esta gran superficie", cuenta la arquitecta Cecilia Curcio, una de las responsables del proyecto. El el blanco en los cielorrasos, columnas y los planos de apoyo del equipamiento aporta el equilibrio necesario.

El proyecto arquitectónico de BBRCH preveía sectores de break y relax en los patios y en la terraza construida en el nivel superior, con decks colocados sobre los equipos de aire acondicionado. En estos sectores, el proyecto de interiorismo incorporó salas de reuniones informales, más una cafetería y un gimnasio en la terraza, todos con áreas descubiertas y cubiertas. "En rigor, además de ser puntos de encuentro, funcionan como salas de reuniones abiertas. Todos estos espacios propician el encuentro entre empleados de un piso o de diferentes niveles, para lograr una verdadera sinergia laboral", agrega Curcio.La terraza fue equipada con redes eléctricas y de datos, para ser utilizada en eventos especiales, conferencias o actividades de capacitación. En su perímetro, una "pared verde" que sirve como aislante acústico y visual respecto de las zonas técnicas, y recrea el clima de la plaza publica en diálogo con el vecino Parque Lezama, que está ahí nomás, cruzando en diagonal desde Martín García y Patricios. Una sucursal del HSBC, en la planta baja del edificio de viviendas de esa esquina, abre sus puertas al barrio y entabla relación con los vecinos.
http://www.clarin.com/suplementos/ar...a-01883266.htm
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