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Old Posted Nov 18, 2008, 12:11 PM
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Kuzamama Kuzamama is offline
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Un puente entre la naturaleza y la civilización



De Flickr







En San Francisco, Renzo Piano inauguró el nuevo edificio de la Academia de Ciencias de California.
Sustentable y tecnológico, el proyecto equilibra el legado clásico con una propuesta moderna.




Nicolai Oroussoff. THE NEW YORK TIMES, ESPECIAL PARA CLARÍN


No todos los arquitectos adhieren a la idea de evolución. Algunos, fijados en la noción de vanguardia del siglo XX, ven su trabajo como una revelación divina, como si la historia comenzara con ellos. Otros añoran la Edad Media.
Pero si los lectores buscan una reafirmación de que la historia de la humanidad es una espiral ascendente y no un descenso a la oscuridad, les aconsejo que vayan a la nueva Academia de Ciencias de California, en el Golden Gate Park, que se inauguró el sábado 27 de septiembre. Diseñado por el arquitecto italiano Renzo Piano en el sitio donde se levantaba la sede demolida de la academia, el edificio tiene un estructura de acero que descansa en medio de una flora verdegueante como una delicada pieza de encaje fino. Coronada por un estupendo techo flotante verde de montículos ondulantes de plantas, encarna la filosofía de la academia de que la humanidad es sólo una parte de un sistema universal infinitamente complejo.
Pero la grandeza de este edificio como arquitectura se arraiga en una historia cultural que se remonta hasta la Grecia Clásica, pasando por el modernismo. Es un reconfortante recordatorio de la función civilizadora del arte en una época bárbara.
El edificio de la academia es el último de una serie de ambiciosos proyectos concebidos en el interior y los alrededores del Music Concourse del parque desde el devastador terremoto de Loma Prieta de 1989. El impactante Museo de Young de Herzog & Meuron, envuelto en cobre perforado, se inauguró hace tres años. Los andamios del Bandshell (plataforma acústica para orquesta) neoclásico serán retirados esta semana tras una amorosa restauración.
Vista a través del bosquecillo de sicomoros del Concourse, la Academia de Ciencias da una impresión de ingravidez. La hilera de columnas de acero de 11 metros de altura que recorre la fachada confiere al edificio un aire clásico; la sensación de levedad se ve acentuada por una cúpula delgada como una gasa que crea la ilusión de que el techo tiene un espesor de milímetros. Es como si un sector del parque tapizado de flores silvestres autóctonas y frutillas de suspendidos en el aire.

La idea es crear un equilibrio entre lo público y lo privado, lo interior y lo exterior, el orden cartesiano de la mente y el indócil mundo de la naturaleza.
Un vestíbulo de vidrio permite mirar el parque a través del edificio. Otras vistas se abren a los espacios de exposición con sus propios microclimas. Todo el edificio funciona como una especie de caso testigo, una estructura para meditar sobre el mundo natural mientras se hace un gran esfuerzo para alterarlo lo menos posible.
El edificio de Piano es también una furiosa adhesión a los valores iluministas de la verdad y la razón. Su simetría clásica –la geometría axial, las columnas enmarcando la entrada principal– remite a un linaje que se remonta a la Neue Nationalgalerie de Mies van der Rohe de 1968 y al Altes Museum de Berlín, construido por Schinkel en 1828, e incluso al Partenón.

Así como el museo de vidrio y acero de Mies adaptaba antecedentes clásicos, el diseño de Piano invoca el modelo de Mies pero con una sensibilidad que hace que la musculosidad del museo de 1968 parezca anticuada. El techo del vestíbulo de la academia, sostenido por una red de cables semejante a una delgada telaraña, se eleva al cielo como si toda la sala respirara. Sus cuatro lados se abren al paisaje, situándonos momentáneamente tanto dentro del edificio como en el mundo exterior. Un angosto balcón bordea la parte superior del vestíbulo. Estas ventanas, uno de los muchos rasgos ambientales del edificio, permiten que salga el aire cálido y se cree una leve brisa que refuerza la unión con el entorno natural.
Desde aquí se puede ingresar a las salas de exposición, ahondando en los secretos del universo. Dos enormes esferas de 27 metros de alto – una que alberga el planetario y la otra una selva tropical – convocan al visitante a ambos lados del vestíbulo. Son las formas más sólidas del edificio pero parecen suspendidas en el espacio. La base de la esfera del planetario flota en un estanque; una ancha rampa serpentea por la esfera de la selva tropical. Envuelta en retorcidas ramas, la rampa parece haber sido devorada por el paisaje selvático a lo largo de milenios.

Cuando se llega a este punto, la genialidad del diseño del techo verde se hace evidente. Los montículos de tierra que se ven en el exterior resultan ser huecos: sus formas, salpicadas de claraboyas redondas, sobresalen hacia fuera para dejarles lugar a las gigantescas esferas que hay debajo. Es como si una exuberante alfombra protectora hubiese sido amorosamente extendida sobre todo el edificio.
Otros espacios de exposición, ubicados tras las esferas, fueron diseñados con mamparas móviles que les dan un aire provisorio. Grandes ventanales permiten disfrutar de más vistas del parque.

También preservación

El museo también ha conservado su Sala Africana, con su magnífico cielorraso abovedado y dioramas de leones somnolientos y antílopes pastando, integrándola al nuevo diseño. Construida en los años 30, esta sala neoclásica representa el modelo de toda una época. Su voluminosa estructura de piedra refleja actitudes coloniales que veían al mundo civilizado como barrera contra la barbarie. Se lo planteó como un símbolo de la superioridad occidental y un triunfo sobre la naturaleza.
La visión de Renzo Piano, por el contrario, evita la arrogancia. Lo etéreo de la estructura de la Academia sugiere una suerte de reparación por el gran daño que han infligido los seres humanos al mundo natural durante siglos. Es mejor pisar con cuidado cuando se avanza, parece decir. Esta no es una manera de evitar las duras realidades que impone la civilización. Con su obra, Piano se propone algo más profundo: sacudirnos para sacarnos de nuestra indolencia.

http://www.clarin.com/suplementos/ar...a-01804970.htm


La belleza simple de lo complejo



Miguel Jurado. EDITOR DE ARQ



Con un programa complejo como el del nuevo edificio de la Academia de Ciencias, Renzo Piano hizo lo que sabe hacer mejor: transformar lo difícil en fácil, para mostrarlo con una renovada complejidad. Ante este nuevo desafio, primero buscó un ritmo estructural que cubriera los restos de un antiguo edificio (la Sala Africana) y las nuevas necesidades. Dejó que los programas, tan diversos como un planetario o un invernadero de casi 30 metros de alto, reclamaran su espacio y escala. Así, se generaron enormes chichones en la cubierta. Bien, los usó como lomas de su cubierta verde y las perforó en donde necesitaba luz. Aplicó colectores solares sobre los techos vidriados y los aprovechó como parasoles. Dejó que la naturaleza interior y exterior se "comieran" su edificio. El resultado, una obra que parece simple desde afuera y revela su complejidad en el interior. Un proyecto que nos deja la sensación de haber conocido la sencilla belleza de lo complejo.

http://www.clarin.com/suplementos/ar...a-01804973.htm



















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