Al paso que vamos Buenos Aires, Rosario y Córdoba marchan silenciosas pero seguras hacia una "saopaolización" del tejido urbano. O sea un conjunto de ghetos blindados rodeados de otros ghetos marginales con reglas propias conformando ciudades basadas en la ruptura. Ya son así la 31 y la 11-14 y extensas áreas del conurbano donde la inmigración representa el 80% o más. La brillante respuesta de la política a esto fue el plan Patria Grande, que debería haberse llamado Villa Grande, visto que fue ese el resultado.
Alguien debería explicar a los políticos que una condición de sostenibilidad de las sociedades es un mínimo de cohesión y eso no se logra cambiando las chapas por ladrillos y tejas. En la economía de hoy, mal que nos pese, una persona sin instrucción llegada marginal seguirá siendo marginal porque carece de medios para agregar valor y proveerle esos medios exógenamente tiene un costo que alguien debe pagar. Seguimos mirando el fenómeno inmigratorio con los mismos ojos de principios del 900, donde bastaban dos piernas, dos brazos y saber dibujar una X para firmar. Hoy la Argentina no está siquiera en condiciones de ofrecer educación a los hijos de esos inmigrantes por lo cual el resultado es más marginación.
__________________
Che sia davvero un nuovo anno
|