Gracias por la dedicatoria,
Ariel!!
En el barrio dónde vivía cuando iba a la primaria (Villa Belgrano), había una de esas "estacas" y siempre me llamó la atención la perfección y la pulcritud de esa edificación. Todos los días tocaban el timbre en mi casa dos yankis para conversar acerca de su religión. Iban siempre de a dos, en bici, con camisa blanca, corbata y pantalón oscuros. Impecables, como su templo...