En efecto, en Roma hacés un agujero y encontrás un templo. En Milano el tema es otro, y es que es una ciudad históricamente enamorada del auto. Los milaneses son fierreros por naturaleza y si con el auto tardan el doble que con los medios usan el auto. Ahora no se tarda el doble sino el triple o el cuádruple y la ciudad se encuentra virtualmente desnuda y colapsada. Había un desprecio casi medular por los medios de transporte de modo que quedaron las tres líneas históricas, eso sí, mucho más largas que en Baires. Ahora se activaron espásticamente y están extendiendo líneas y haciendo una nueva línea inteligente (sin chofer) mitad subte mitad de superficie pero que llevará tiempo.
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Che sia davvero un nuovo anno
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